miércoles, 25 de junio de 2008

jueves, 19 de junio de 2008

SALAS:

SEDE CENTRO CULTURAL "E. F. Virla"

Esta sala está dedicada a exhibiciones educativas para público escolar. En este momento se puede visitar la muestra "América Indígena. Diversidad Cultural y Tecnología Antigua" realizada por el IAM con el premio Fundación YPF a la Innovación Museológica. Ante la modificación curricular en EGB y Polimodal a partir de la Ley Federal de Educación en que se preveía una nueva asignatura denominada “Tecnología” surgió idea de dar respuesta a las necesidades de docentes y alumnos de incorporar nuevos conocimientos a través de la muestra “América Indígena. Tecnología Antigua y Diversidad Cultural”. La apertura de la convocatoria para Innovación en Museos que lanzó la Fundación YPF el año `97, posibilitó que este proyecto pudiera concretarse, siendo uno de los 4 seleccionados en el país para ponerlo en marcha. Así se estructuró el eje temático de esta muestra mostrando al público los desarrollos de distintas tecnologías en las Américas a lo largo del tiempo.En ella se pueden apreciar la tecnología utilizada por cazadores y recolectores, tecnología de los agricultores, pescadores, tecnología de los alimentos, vivienda, textil, cerámica, metales, transporte y cestería. Está acondicionada especialmente para niños, tanto videntes como no-videntes, siendo la primera en el NOA de tal tipo. Complementan a esta muestra actividades lúdicas, audiovisuales sobre el patrimonio, la tarea del arqueólogo, simulación de tecnología de caza, los Quilmes, y qué hacer con nuestro pasado: Amaicha. Integrando la muestra se encuentra allí mismo una biblioteca especializada para el público escolar y de interés general. Esta muestra cuenta con una amplia aceptación del público y ha recibido, además, los premios Iris Marga (2000) en el rubro museo por la contribución a la cultura, y la distinción de la Municipalidad de S. M de Tucumán en reconocimiento a la actividad para la preservación del patrimonio cultural y urbano-arquitectónico.


Sede principal


Está dedicada a exhibiciones para todo público. También ha sido preparada con el aporte de las Fundaciones Antorchas e YPF. En este momento se encuentra en exhibición la muestra museográfica "Entre manos, garras y pezuñas: el hombre y sus animales en el noroeste indígena", que despliega un panorama para todo público de la historia prehispánica de diversos sectores del noroeste argentino. La muestra está organizada de modo abierto, de modo que los visitantes pueden elegir su recorrido y cuenta con distintos sectores ambientales, donde se puede apreciar distintos aspectos de la cultura material prehispánica que muestran la relación de la gente con sus animales, tanto en ámbitos como la cocina, la vida espiritual, los mitos, etc. Los sectores ambientados son: La Puna; Los Valles y Quebradas; La Yunga; Los bosques occidentales y el Chaco; Los Incas; y La Colonia.
Los Kioscos Informáticos: Los kioscos informáticos son un sistema didáctico y accesible de poner a disposición del público más información de la que normalmente puede desplegarse en la muestra. Además, se amplia información hacia otros aspectos de la arqueología, la historia, la cultura y el ambiente que no están abracados en el tema de la muestra misma.


HiStOrIa.....

La fundación del Instituto se realizó en 1928 con el nombre de “Instituto de Etnología”, bajo la dirección del reconocido etnólogo suizo-francés, Alfred Métraux (1928-1935), discípulo dilecto de los prestigiosos antropólogos Paul Rivet y Erland Nordenskiold. El instituto se creó sobre la base del Museo de Historia Natural de la entonces joven Universidad Nacional de Tucumán, por iniciativa de un grupo de intelectuales entre los que se encontraba el fundador y rector de la misma, Dr. Juan B. Terán.
En ese entonces, las directivas de Métraux eran de vanguardia sobre la importancia de desarrollar investigaciones científicas en Antropología, Folklore y Arqueología, así como en la necesidad de realizar una buena divulgación de las mismas. La “Revista del Instituto de Etnología” de la Universidad de Tucumán y la Revista “Anthropos” publicada en Viena, eran consideradas las más importantes dedicadas a divulgar la Etnografía de ambos continentes.
En 1938, con la primera de las dos gestiones del Director E. Palavecino (1937-39 y 1943-46) se cambió la denominación por “Instituto de Antropología” y su actividad estuvo vinculada con la práctica de la Antropología Biológica, la Arqueología y la Etnografía. Entre ambos períodos lo dirigió R. Altieri.
En 1947, bajo la dirección de O. Paulotti, se trabajó en la creación de una Licenciatura en Antropología semejante a la de México, que concluía con tres especializaciones: Etnología, Antropología Física y Lingüística. Esta licenciatura tuvo sólo dos egresados.
Con posterioridad variaría su designación y su dependencia institucional, siendo directores, entre otros, B. Males, J. Torres, P. Krapovickas y E. Berberián.
Hacia 1980 el entonces denominado Museo de Prehistoria y Arqueología fue trasladado desde la calle 25 de mayo al 400 (edificio alquilado), y luego de pasar por una estadía en los sótanos húmedos de la Facultad de Filosofía y Letras -a la que en ese entonces pertenecía-, fue ubicado en el edificio del ex diario El Orden -hoy Centro Cultural Eugenio Flavio Virla- Los tres pisos superiores (1º, 2º y 3º) habían sido remodelados, acondicionados y asignados especialmente para el Museo de Prehistoria y remodelados y acondicionados para ello por el Arq. J. De Lassaletta especialmente para el Museo de Prehistoria (incluía dos salas de exhibición, una en cada piso; un espacio para su biblioteca “C. Reyes Gajardo”; espacios de depósitos, montacargas, laboratorio y locales para los investigadores del mismo). En P.B. funcionaba Extensión Universitaria con el Auditorio y las dos salas de exposiciones.
Ya en democracia, se siguió adelante con este proyecto, sin embargo, una vez montadas las muestras de Etnografía y Arqueología, y finalizado abruptamente el rectorado del Dr. Salinas, las nuevas autoridades consideraron que el edificio, -céntrico y atractivo-, era demasiado “importante” para que allí funcionara Arqueología. Así, se fueron desmantelando del IAM poco a poco los espacios; se demolieron todas las instalaciones del laboratorio en el 3er piso (mesadas y piletas con tamaños especialmente diseñados) y en la práctica sólo se mantuvo el 2ndo. piso para una pequeña muestra arqueológica orientada al público escolar, con su correspondiente biblioteca de extensión (y esto no sin dificultades, ya que en cada nueva gestión, diversos funcionarios han pretendido avanzar sobre este espacio para poner sus oficinas).
Hacia 1986 el Instituto vuelve a ser reorganizado dentro de la órbita de Rectorado, con la contratación del Dr. Víctor Núñez Regueiro. Pasa entonces a denominarse “Instituto de Arqueología”, según un proyecto de V. Núñez Regueiro y M. Tartusi, integrando las colecciones, bienes y personal del entonces “Museo de Prehistoria y Arqueología”. Pero una vez más, desmantelado en su mayor parte el proyecto de museo en el Centro Cultural, se trasladaron sus investigadores y colecciones a un local totalmente desventajoso para el correcto funcionamiento de la institución, pero sobre todo para estas últimas (calle San Martín 965). Este edificio tuvo distintas intervenciones edilicias para adecuar sus espacios a las colecciones pero las obras no se finalizaron y se mantuvo a investigadores y colecciones en condiciones deplorables por varios años.
Núñez Regueiro (foto) fue su director hasta mediados de 1995 y fue co-autor con su esposa, M. Tartusi del proyecto de creación de la Carrera de Arqueología que hoy funciona en la Facultad de Ciencias Naturales e Inst. M. Lillo.
En 1993 el instituto es transferido de Rectorado a dicha Facultad, en una política general de descentralizar el Rectorado, y en 1995 se elabora el Reglamento actualmente vigente, por el cual se procede a la elección del director, siendo elegido por un mandato de 4 años C. A. Aschero.
A partir de 1997, en función de dar cumplimiento a sus objetivos, comienza a funcionar como “Instituto de Arqueología y Museo”, se trasladan por Resolución Rectoral sus dependencias a la dirección actual (San Martín 1545) ya que era totalmente inadecuado el local anterior para las actividades museológicas y de investigación asociadas. Así, se aprueba “realizar una reorganización de la institución que contemple la mejora integral de colecciones, bibliotecas, salas de exposición y lugar de trabajo de sus investigadores”.
En 1995 y por primera vez entonces, es desde la Dirección del IAM que se enfatiza la idea de que el edificio abandonado donde había pasado a funcionar también era importante, en tanto no sólo había pertenecido a una Escuela Experimental de la UNT sino que había sido construido para ser el primer Hotel de Inmigrantes de la Provincia.
Cabe destacar que la construcción general data de fines del siglo XIX, cuando fuera construido como sede del primer Hotel de Inmigrantes de la Provincia de Tucumán y que posteriormente fuera acondicionado como Escuela de Agricultura y Sacarotencia de la Universidad Nacional de Tucumán.
Se consigue información documental y fotografías de época del edificio y se solicitan diversos subsidios privados y públicos para sanear las colecciones del IAM y adecuar los espacios para depósitos de las mismas, laboratorios, biblioteca y muestras museográficas, respetando el valor histórico patrimonial del inmueble.
A partir de 1995 es restaurado, preservando su estilo y siguiendo las directivas sucesivas de la Dirección de Arquitectura y Urbanismo de la Nación; cátedra de Historia de la Arquitectura (Fac. de Arquitectura y Urbanismo), y finalmente la Comisión de Patrimonio Histórico de la Universidad Nacional de Tucumán.
Resolución Rectoral Nº 2239/97 se declaró de interés universitario la conservación y protección del patrimonio arqueológico, antropológico y etnográfico, así como el rescate y puesta en valor del edificio histórico citado.
Desde entonces las autoridades del IAM, además de preocuparse por el saneamiento de las colecciones, montaje de laboratorios de conservación e investigación, etc., han llevado a cabo tareas tendientes al mejoramiento de los espacios edilicios con criterio de preservación histórica (contando con el asesoramiento de los arquitectos Andrés Nicolini y Juan Carlos Marinsalda de la Dirección Nacional de Arquitectura; y las Arqs. Silvia Rossi y María José Cánepa, de la cátedra de Historia de la Arquitectura (UNT).
Todo esto se ha realizado con fondos provenientes de subsidios ganados en certámenes altamente competitivos donde se presentaron numerosas instituciones del país, como por ejemplo, los subsidios Antorchas y Premio YPF a la Innovación en Museos. La UNT se comprometió a poner una contrapartida en dinero según lo exigido por la Fundación Antorchas en las bases de su concurso, pero nunca cumplió, por lo que sólo se contó como contrapartida con el trabajo de los profesionales involucrados en el proyecto.